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Trekking hasta el Fin del Mundo
Trekking hasta el Fin del Mundo

Trekking hasta el Fin del Mundo

La Perla del Índico también se puede recorrer con las botas de monte puestas

Autor: Redacción Re_Magazine - Tiempo de lectura: 8 min.

Todavía no ha amanecido en Nuwara Eliya, Sri Lanka, y los excursionistas se calzan las botas de monte para asomarse al Fin del Mundo. Por unos días, las chancletas se quedan en la mochila. Ahora toca abrigarse y combatir la fría humedad que lo empapa todo en la parte más alta del país. A 2.000 metros de altitud, los paisajes de la costa dejan paso a los campos de té, bosques y mucha niebla. Escoltados por dos de las montañas más altas del país, Kirigalpotta (2.395 m.) y Totapola (2.357 m.), os guiamos hasta el Fin del Mundo, el balcón natural de más de 880 metros de caída en el Parque Natural de Horton Plains entre praderas, densos bosques y cascadas.

Comienza el camino

“La pequeña Inglaterra”, “la capital del té”, todavía duerme. Nosotros arrancamos la actividad de hoy porque nos espera el Fin del Mundo, un balcón natural que durante unas horas permite asomarte al país. Después las nubes lo tapan todo y tan sólo muestra una gran pared blanca de niebla, agua y frío. Atrás quedan los primeros días en el país junto a playas salvajes, exóticas palmeras y templos de diferentes religiones. Ahora no, ahora nos proponemos caminar por un frondoso bosque durante más de tres horas. Las mismas que necesitaremos para completar el recorrido circular.

Son las seis de la mañana y más de cincuenta personas hacen fila para comprar la entrada al parque. Cincuenta sólo contando los guías. Por cada uno de ellos, cinco turistas esperan adormilados en las furgonetas para su día de caminata. En nuestro caso, la espera se prolonga durante media hora. Aprovechamos para desayunar tras una hora de viaje entre curvas, curvas y más curvas. Zumo, un huevo duro y un trozo de pan. Listos para comenzar a caminar.

andar

Una manada de enormes ciervos sambar nos reciben. Caminan despacio entre la niebla y la espesa hierba. Hasta aquí venían los colonos ingleses a cazar y en estas tierras fundaron su principal campo base en el país cuando todavía era colonia, atraídos por el clima, la vegetación y la fauna. Al ser una zona muy húmeda, acoge la afluencia de tres grandes ríos, las llanuras cuentan con una amplia variedad de animales durante todo el año. Los más afortunados podrán ver algún leopardo o jabalí. Nosotros, como la gran mayoría, disfrutamos con los sambares, familia directa de los ciervos españoles. También habitan la zona el greñudo mono-oso y el autóctono macaco. A ellos tampoco les vemos, pero sí creemos haberlos oído. Un intermitente gruñido nos acompaña durante todo el recorrido.

ciervos

Por el contraste del paisaje ya ha merecido la pena la excursión. A la fauna, hay que sumarle una frondosa vegetación salpicada por plantas de diversos colores y cascadas que invitan a hacer de estas alturas el mejor campo base en el país.

paisaje

Avanzar

Con el temor de que la niebla tape todas las vistas, agilizamos el paso. A ritmo ligero, avanzamos por los caminos de tierra sin salirnos de la ruta con el rumbo claro: alcanzar con éxito el Fin del Mundo. A los dos kilómetros lo conseguimos. Y ahora sí, tenemos suerte: el cielo está despejado. A nuestros pies 880 metros de caída. Frente a nosotros una tupida montaña llena de árboles. En el horizonte, una sucesión de cimas y montañas menores. La luz va marcando la silueta de cada una de ellas. Aprovechamos el espectáculo natural para sentarnos y amanecer de nuevo junto al país. La levantada ha sido temprana, el viaje largo y la caminata nos ha ayudado a entrar en calor y a despejarnos. Ahora, con estas impresionantes vistas, volvemos a reafirmarnos de que Sri Lanka es un gran destino.

paisaje sri lanka

Casi podemos adivinar por dónde hemos caminado los días anteriores. Sorprendidos por el contraste de paisajes, nos cuesta creer que no hayamos cambiado de país en todo este tiempo. La mezcla de colores, olores, sonidos y personas hacen de esta isla un lugar imprescindible en la lista de destinos pendientes para los amantes de los viajes.

A la media hora, volvemos a caminar. Descubrimos otros dos miradores que acoge la ruta y dejamos para el final asomarnos en la cascada de agua con la que pondremos el broche final a una experiencia muy diferente a las vividas en Perla del Índico.

miradores fin del mundo

Turistas locales

A un lado y a otro del camino adelantamos a otros grupos de turistas que, como nosotros, van amaneciendo con las botas de monte puestas. A partir de las 10.00 las vistas desaparecen y la amenaza de las nubes de tapar el horizonte, se cumple. Justo a esa hora, llegan de golpe los turistas locales: en grupos de diez caminan alegres por todos los lados. Sorprende la actitud con la que avanzan, felices. Y es que, Nuwara Eliya, no fue sólo el lugar preferido de los ingleses sino que ahora lo es de todos los ceilandeses. Aquí acuden en sus vacaciones. Nosotros llegamos en pleno puente: tres días festivos seguidos. Y se nota que muchos lo han sabido aprovechar bien.

vuelta fin del mundo

Los 9,5 kilómetros de ida y vuelta los completamos tras tres horas. El último tramo se hace largo. Sin grandes desniveles, toca caminar cuesta arriba. El cuerpo lo nota. Realizamos las últimas fotos, limpiamos la suelas de las botas y sorprendidos con el paisaje regresamos a la pequeña Inglaterra en busca de una chimenea, té y más arroz con curry. Mañana seguiremos nuestra ruta por el país, tocará de nuevo calzarse las chancletas.